Manifiesto: en defensa de la Sierra. 26 de febrero de 2011 en Collado Villalba
Las más de 80 personas, representantes de un total de 35 colectivos que nos hemos reunido en Collado Villalba el 26 de febrero de 2011, en el Primer Encuentro de Movimientos Socioambientales de la Sierra, venidos de la Sierra Norte, Sierra Oeste, Sierra de Guadarrama, y de las vertientes segoviana y madrileña, manifestamos:
Conservar la Sierra es una responsabilidad de todas y todos, que requiere el compromiso del conjunto de la ciudadanía. Tenemos el derecho a vivir en un entorno digno, sano y bello, por lo que tenemos el deber de cuidarlo y el de exigir a las administraciones que lo conserven y mejoren.
Sobre la Sierra y sobre las personas que la habitamos también repercute la crisis ecológica global que afecta a todo el planeta. Esta crisis proviene de un modelo económico y social obsoleto e inviable, tanto en lo ecológico como en lo social y económico, que está creando condiciones cada vez más difíciles para todos los ecosistemas y los seres vivos, así como condiciones sociolaborales más duras para las personas.
En las últimas décadas venimos apreciando una clara degradación de muchos de los valores medioambientales, pero también sociales, económicos, culturales y democráticos de la Sierra. Buena parte de esta degradación ha venido de la mano del monocultivo del ladrillo, del aumento demográfico desproporcionado, del crecimiento urbanístico especulativo y realizado de forma dispersa, ocupando cada vez más territorio, exigiendo grandes infraestructuras viarias y de servicios, y degradando fuertemente el paisaje y el entorno serrano y su patrimonio histórico y artístico.
Este proceso, ahora un tanto detenido por la crisis económica, ha avanzado mucho más en el lado madrileño de la Sierra de Guadarrama, pero cada vez se trasmite en mayor medida –con el mismo patrón especulativo y destructor del territorio– a otras comarcas como la Sierra Oeste, la Sierra Norte o toda la vertiente norte de la Sierra. Proyectos ilegales como el desdoblamiento de la M-501 no tienen otra justificación que promover este modelo.
Esta situación se produce con la clamorosa ausencia de planes de ordenación territorial regionales, que pudieran dar algo de racionalidad y sostenibilidad a los desarrollos producidos. Se olvida interesadamente que el territorio es un bien limitado y frágil, que requiere de prudencia y respeto en su gestión y la priorización de sus valores ecológicos, culturales y patrimoniales. Además, todo este desmesurado e irracional crecimiento urbanístico no ha conseguido solucionar un grave problema: la dificultad de acceso a la vivienda. Al contrario, ha incrementado los precios de este bien básico de forma brutal. Del mismo modo, se ha promovido la proliferación de centros comerciales y polígonos con negativos efectos sobre el pequeño comercio y la vida de los pueblos.
Por si todo ello fuera poco, esta situación ha venido acompañada de un estado de corrupción política alarmante en muchos de nuestros municipios, en los que es habitual el sometimiento de la política a los intereses económicos de unos pocos promotores y constructores, con olvido general del bien común. Las fuertes carencias democráticas en muchos de nuestros pueblos (restricciones y dificultades a la participación ciudadana, falta de respeto a los derechos sociales, etc.) hacen que a menudo no se pueda ejercer una efectiva oposición social a las políticas más depredadoras sin un coste personal muy alto.
La política actual de espacios naturales (protegidos o no) no es la adecuada para conservar el patrimonio existente en la Sierra. En particular, la propuesta de Parque Nacional que presentan la Comunidad de Madrid y Castilla y León, más allá de la contundencia del nombre, no trata de impedir este estado de cosas descrito.
Nuestra Sierra ha sido el escenario de nuestra historia, por lo que es necesario inventariar y preservar todos los elementos históricos, arqueológicos, culturales y etnológicos de nuestro entorno, así como velar porque Ayuntamientos y responsables de Patrimonio ejerzan una protección efectiva.
Por otra parte, los caminos públicos y las vías pecuarias y todas sus instalaciones asociadas suponen un impresionante patrimonio, pero en una alta proporción no están ni deslindados, ni inventariados ni protegidos de la manera adecuada –desaprovechando incluso su potencial para la reactivación económica de nuestros pueblos–. Con frecuencia es la sociedad civil la que tiene que velar por su recuperación, a menudo sorteando las trabas de las administraciones.
También constatamos que las alternativas socioeconómicas sostenibles apenas si son apoyadas por las administraciones. Las escasas –pero relevantes– experiencias en este sentido casi siempre vienen de la mano de colectivos como los reunidos en este Encuentro. Hablamos de ganadería y agricultura ecológica y de calidad; de cooperativas de consumo y de apoyo mutuo; de iniciativas de transición; de autogestión; de turismo sostenible y turismo científico y cultural; de actividades blandas del deporte que eviten masificaciones; de rehabilitación bioclimática de viviendas, etc.
Por todo lo mencionado y muchos otros motivos, las organizaciones participantes en el encuentro, han decidido:
- Reforzar el tejido asociativo y la capacidad de la sociedad civil de la Sierra para plantear e impulsar alternativas viables al actual y negativo statu quo de desarrollo.
- Concretar formulas de coordinación, intercambio de información y colaboración que permitan mayor efectividad y difusión de las acciones de cada colectivo –así como abordar tareas más amplias, que escapan de las posibilidades de grupos locales– en defensa de la Sierra y en pro de un desarrollo verdaderamente sostenible.
- Facilitar para el conjunto de la ciudadanía y para las propias organizaciones socioambientales, una red de información, operativa y abierta, sobre los valores medioambientales de la Sierra, las agresiones más frecuentes, y los mecanismos para oponerse a ellas y hacer valer nuestros derechos.
- Organizarse para llevar a cabo cada año la Universidad de Verano de la Sierra, en la que abordar y debatir con rigor y serenidad todos estos temas, buscando siempre alternativas viables en lo económico, sostenibles en lo ambiental y justas socialmente.
En Collado Villalba, a 26 de febrero de 2011
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